A finales de 1933, Josep Escoda Roig (1902-1982), por una serie de coincidencias que harían largo el relato, toma la decisión de crear en Sabadell, localidad cercana a Barcelona, una pequeña empresa de brochas y pinceles para la Decoración y las Bellas Artes. Sería la primera fábrica que existiría en España. Hasta entonces los artistas se tenían que proveer de pinceles fabricados en Francia y Alemania.
La actividad de aquel pequeño negocio solamente se detendría como consecuencia de la Guerra Civil, pero a principios de los años cuarenta reemprendió la fabricación del mejor pincel que se podía conseguir, a pesar de las dificultades en obtener materias primas.
La fábrica de pinceles Escoda se fue desarrollando y creciendo. Hasta hoy posiblemente se hayan fabricado unos 75 millones de pinceles, casi un millón por año de existencia.
Y aquella obsesión de Josep de fabricar el mejor pincel, supo transmitírsela a sus hijos , Josep y Ricard, y estos a los suyos , Anna, Ricard, Marc y Josep